sábado, 20 de septiembre de 2014

Beatificación de Don Álvaro del Portillo



El sábado 27 de septiembre, Mons. Álvaro del Portillo (Madrid, 1914 - Roma, 1994) será beatificado. A la ceremonia -una Misa al aire libre en Valdebebas, al norte de la ciudad- asistirán personas de 80 países.

1. ¿Qué es una beatificación? El proceso para ser santo.
El proceso de beatificación y la canonización es un largo camino en el que se debe pasar la dura prueba de certificar que el futuro santo o beato ha vivido una vida santa y puede ser ejemplo para todos los católicos. El primer paso de este largo proceso está en manos de aquellos que conocieron al santo.
2. ¿Por qué la beatificación será en Madrid?
La Santa Sede estimó muy conveniente la petición del Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, de organizar la ceremonia en Madrid, ciudad natal del futuro beato, de quien se cumple en 2014 el centenario de su nacimiento. Esta opción facilita también la participación de numerosas personas del país de origen de don Álvaro que desean asistir a la ceremonia y que –en el contexto de la crisis económica actual– hubieran tenido dificultades para asistir.

Recuerdos de Don Álvaro del Portillo.


Oración a Don Alvaro Del Portillo


Dios Padre misericordioso, que concediste a tu siervo Álvaro, Obispo, la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio a la Iglesia y fidelísimo hijo y sucesor de San Josemaría, Fundador del Opus Dei: haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo; dígnate glorificar a tu siervo Álvaro, y concédeme por su intercesión el favor que te pido... (pídase). Así sea.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

sábado, 16 de agosto de 2014

El milagro de Don Álvaro del Portillo

El milagro que permitirá la beatificación de Mons. Álvaro del Portillo, el recordado sucesor de San Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei courrió hace diez años en Chile. El protagonista es el niño chileno José Ignacio Ureta Wilson, quien a los pocos días de nacer, sufrió un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva.
Los padres de José Ignacio rezaron por su hijo pidiendo la intercesión del Venerable Siervo de Dios Álvaro del Portillo desde el embarazo, que presentó numerosas dificultades.
Durante algún tiempo, la madre incluso llevó sobre su vientre una estampa de Don Álvaro. Después puso una estampa sobre la cuna del niño y pidió a sus amigos y familiares que encomendaran la salud de su hijo a Mons. del Portillo.
José Ignacio nació el 10 de julio de 2003 una hernia de intestinos a la vista, una cardiopatía congénita que mezcla la sangre venosa con la arterial y una malformación de ambos hemisferios cerebrales por alteración de la migración neuronal.
Con sólo dos días de vida, el niño fue operado para corregir la cardiopatía. Sufrió un paro cardíaco e hipotermia. Superó estos episodios y presentó tres crisis por falta de oxígeno, su pulmón izquierdo colapsó. Todo esto le causó lesiones graves en el cerebro por falta de oxigenación en la zona encefálica.
El 2 de agosto de 2003, estando en la clínica, a José Ignacio se le presentó una insuficiencia cardíaca aguda y sufrió un paro cardiaco que duró entre 30 y 45 minutos. Los médicos realizaron maniobras de reanimación con repetidas transfusiones de sangre.
Poco a poco, los médicos redujeron el ritmo de las maniobras de ventilación manual y de masaje cardiaco, pues pensaron que el niño estaba muerto.
Cuando pensaron que su vida había terminado, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo hasta alcanzar enseguida un ritmo de 130 pulsaciones por minuto. Los médicos Felipe Heusser y José Ignacio Rodríguez, que atendieron al menor, están seguros que la curación de José Ignacio no tiene explicación científica.
Los médicos pensaron que el niño sufriría graves consecuencias pero, por el contrario, las condiciones del bebé mejoraron y un mes después fue dado de alta.
Ahora, José Ignacio es un niño normal, aunque muestra algunos vestigios de sus antiguas dolencias, va al colegio, obtiene buenas calificaciones, juega fútbol y hasta es líder de su grupo.
Los padres aseguran que durante el paro cardiaco pidieron con gran fe la curación de su hijo, recitando la oración de la estampa de don Álvaro del Portillo.
"Los doctores nos habían confirmado que nunca pensaron que mi hijo viviría. Constantemente nos recalcaron lo sorprendente de la salvación de José Ignacio. Una vez uno de los médicos nos preguntó a quién le habíamos rezado. Los demás doctores también estaban sorprendidos. (…) Por eso, para nosotros todo esto solo tiene explicación a la luz de Dios y de la intercesión de don Álvaro", comentó Susana Wilson, madre de José Ignacio, a diversos medios locales.
"Junto a mi esposo, cuando analizamos nuestra vida de matrimonio, nos damos cuenta que para nosotros el milagro de José Ignacio ha sido un proceso de conversión y de acercamiento muy profundo a Dios. Esperamos que don Álvaro siga intercediendo por nosotros en el futuro, como hasta ahora", añadió Susana Wilson.

jueves, 7 de agosto de 2014

Estampa:


Frases

En nuestra vida espiritual todo se reduce a tener presencia de Dios, las demás normas de siempre son medios para conseguirlo.  Lo más elemental de la vida interior es tener presencia de Dios.  Lo que ninguno debe hacer es despreocuparse de la presencia de Dios. Si no tiene presencia de Dios, no andará bien: no será  mortificado, no será espiritual, no será celoso, no tendrá ganas de trabajar

viernes, 25 de julio de 2014

Biografía


Nació en Madrid el 11 de marzo de 1914. Estudió ingeniería de Caminos, a la vez trabajaba ayudando a su familia, impartía catequesis, atendía familias indigentes. Más adelante, estudió filosofía y derecho canónico y recibió la ordenación sacerdotal el 25 de junio de
1944.
En 1946, con San Josemaría se trasladó a Roma. Secundando al fundador del Opus Dei, contribuyó a la difusión de la llamada universal a la santidad a través del trabajo. Trabajó  en varios organismos de la Santa sede, participó en el concilio Vaticano II. El 15 de septiembre de 1975, tras el fallecimiento de San Josemaría, fue elegido sucesor al frente del Opus Dei.
Juan Pablo ll, le confirió la ordenación episcopal en 1991.
Murió en Roma el 23 de marzo de 1994.